El plazo

Es muy curioso, pero hace varios meses que he encontrado mayor significado en una frase bastante usada: "No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla". Hablaré en primera persona del plural, porque muy probablemente muchos de nosotros estemos esperando. Así de sencillo, observando cómo pasa el tiempo, con la mirada puesta en un futuro incierto. No obstante, me gusta eso de la espera. No puedo decir que me encanta o que la encuentro maravillosa, pero eso de esperar nos hace tener espacio. Espacio, ¿para qué? Bueno, en este tiempo de estar alejados de todo, prácticamente, es cuando podemos percatarnos de que "todo" siempre estuvo ahí, estuvo aquí, pero como "estaba", no siempre nos detuvimos a apreciarlo, abrazarlo, agradecerlo. Darle el valor que merece.
Siguiendo en esto de la curiosidad, me he sorprendido anhelando detalles que antes sí calificaba como importantes, pero no tanto como ahora. El abrazo de mis amigas, el fuerte apretón de manos al saludar a mi abuelo, el peculiar grito de mi (otro, afortunada yo) abuelo al llegar a casa, las miradas al conversar, comer en cualquier silla de un restaurante, poder tocar y sentir los libros y las flores, reír a carcajadas de cerca y sin miedo, nadar en una piscina, despertar en un cuarto de hotel en la playa, viajar más de siete horas para merendar con los míos. Todo eso se ha trasladado a una zona paralela a la actualidad, que parece que no podremos alcanzar por más que lo deseemos. Aunque claro, no se trata de quedarnos en quererlo, sino de hacer mucho por conquistar todo aquello que antes era parte del camino rutinario.
Ahora me recuerdo todos los días: nada de lo que sucede es normal. Ningún día es como otro. Cada segundo cuenta. Cada segundo cuenta.


Comentarios

Entradas populares de este blog

MI PERSONA FAVORITA ES UN LIBRO

De números y flores

"MIL VECES HASTA SIEMPRE"