PASOS ATRÁS
No sé cómo pueda llamar a esto. Si poema, cuento, verso o prosa. Quizá lo más correcto sea salvación, pero quién sabe, no quiero arriesgarme a limitar con rótulos. Voy a hablarte de ella. Cuando la miras por la calle, no parece nada más que un cuerpo latente. Carga su cabello sobre sus hombros y le pesa mucho adornarlo por horas. Invierte ese tiempo en pensar mil formas de destruir primicias rotas. Si la ves con atención, te vas a encontrar más de cien huellas de sol en su cara y probablemente te asuste la de su frente. Pero si la miras de verdad, te vas a sorprender. No sé si para bien o para mal, y eso no me importa y a ella menos. Bueno, a veces sí. Vas a conocer palabras, playas, frutos y canciones diferentes en la misma voz. Te va a explotar la vida con sueños y quejas de todo. Jamás va a escatimar en risas y mejillas teñidas de rojo. Si le hablas, va a entregarte su existencia completa por ese instante, va a ser de ti y ya. Y cuando te alejes, te darás cuenta de que le rinde culto a Sabina vestida de flores y desea a diario que el fin del mundo la pille bailando. Eso es ella: camina al son de su orquesta. Y no sé tú, pero cuando yo la veo, me atormento pensando en qué hace rogando por versos si ella es capaz de darle vida al alfabeto completo.
Comentarios
Publicar un comentario