Ellos también importan


Para mi compañerita.




Cuando veo o escucho noticias sobre el virus que ha puesto en revolución al planeta completo, siempre saltan temas similares: salud, economía, finanzas, crisis, problemas, algunas buenas nuevas y otras no tanto. Me he dado a la tarea de reflexionar un poco y me parece algo injusto que no hablemos tanto de un sector de la población que así como todos los demás, está viviendo los estragos de esta pandemia. Y hablo de los niños. La verdad es que lo vivo muy de cerca, tengo una hermana que cumplió siete años en tiempos de cuarentena. Desde que nació, ha cambiado mi vida y no deja de darme lecciones todo el día, todos los días... pero durante este periodo, me quedo impresionada de todo lo que me ha enseñado, seguramente sin planearlo. Me atrevo a poner entre viñetas eso que considero fascinante de ella para mí:
  • No conoce el "mal humor". Ella va, viene, corre y se cansa, baila y se mueve cada hora del día y parte de la noche. Y claro que se da cuenta de lo que pasa, entiende y no ignora los hechos, pero nada de eso interrumpe su sonrisa por más de diez segundos.
  • Está llena de energía desde temprano. Se va a dormir a las diez de la noche (o más tarde a veces), pero sin falta, está platicando qué soñó como máximo a las ocho y media de la mañana. Dice que no le gusta dormir demasiado, que le aburre hacer eso y que las siestas no son bonitas. 
  • Es productiva. Entre tanta preocupación colectiva por hacer mucho, ella cumple con el dejar de pre para ocuparse de verdad. Ha acabado su pintura una  y otra vez, hace dibujos de lo que le gusta, se aprende coreografías de videos musicales y series, construye casas y edificios con cajas de zapatos, diseña ropa para sus muñecas y muñecos (cubre bocas también), germinó dos frijoles y ahora son plantas, ha hecho bandas de distintos géneros con palos y trastes, hace la mezcla para las galletas de avena y las vende a su familia con descuento, organiza desfiles y eventos de disfraces, ha visto la misma serie cinco veces y ya saca sus propias conclusiones, planeó su celebración de cumpleaños y la mía también, hace cartas para sus personas favoritas y a veces se convierte en maestra, cantante, bailarina, artista y recientemente dice que lo suyo es la ciencia.
  • Planea. Por más turbio que sea el pronóstico, ella confía en que podrá participar en el próximo torneo de danza, que en su cumpleaños número ocho sí tendrá "invitaditos" y que pronto viajará a jugar con sus primos.
Sin duda podría seguir con la lista de particularidades que hacen de mi protagonista un ejemplo en muchos sentidos, pero el punto aquí es que este parte-aguas que estamos viviendo, llegó a interrumpir juegos, parques, amigos e ilusiones. Muchas primeras veces han tenido que posponerse, y ellos lo aceptan. Son pequeños, pero su mundo no se derrumba. Me parece admirable la resistencia y también la persistencia, la paciencia y la tolerancia que demuestran ante lo desconocido... ¿no se supone que somos los "adultos" los que ponemos el ejemplo? Como casi todo este 2020, también esos roles están fuera de serie. Todos los días me convenzo de que la mejor prueba de firmeza y optimismo tiene unos cuantos dientes, mide casi un metro y medio y lleva descalza más de ciento treinta días sin caerse por nada.

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